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Generación Z y la cultura: ¿Estamos ante un cambio de paradigma?

Reportaje
Sergio García

Nacidos en plena era digital, hiperconectados y acostumbrados a navegar entre pantallas, algoritmos y redes sociales, los jóvenes de la Generación Z están transformando el panorama cultural con una mezcla sorprendente de inmediatez y nostalgia. Lejos de ser consumidores pasivos, se han convertido en creadores, curadores y activistas culturales que mezclan el arte digital con el vinilo, los trends de TikTok con libros de segunda mano, y la cultura pop con un firme compromiso social.

La cultura está en constante transformación, y con cada generación surgen nuevos hábitos de consumo que redefinen el panorama artístico y mediático. La Generación Z (nacidos entre mediados de los 90 y principios de 2010) ha crecido en un mundo hiperconectado, con acceso inmediato a contenidos de todo tipo. Sin embargo, lejos de consumir cultura de manera superficial, estos jóvenes han desarrollado una relación compleja con el arte y el entretenimiento, combinando lo digital con lo analógico, la inmediatez con la nostalgia.

Desde la explosión de TikTok hasta el resurgimiento del vinilo, pasando por el auge de los libros de segunda mano y la reivindicación de formatos tradicionales, la Generación Z no solo está redefiniendo el consumo cultural, sino que también está estableciendo las bases de un cambio de paradigma.

Para la Generación Z, las redes sociales no son solo un medio de comunicación, sino una puerta de entrada a la cultura. TikTok, Instagram o YouTube han sustituido a las revistas culturales y a las recomendaciones tradicionales. Un libro puede convertirse en un fenómeno de ventas gracias a un vídeo viral, una canción olvidada puede resurgir décadas después gracias a un trend, y una película independiente puede alcanzar notoriedad sin pasar por la distribución convencional.

Este consumo algorítmico ha generado una cultura fragmentada, donde los jóvenes ya no se limitan a seguir una corriente dominante, sino que pueden explorar múltiples subculturas según sus intereses. Al mismo tiempo, esto ha democratizado la creación de contenido, permitiendo que artistas independientes alcancen reconocimiento sin depender de la industria tradicional.

Sin embargo, a pesar de haber nacido en la era digital, la Generación Z siente una fascinación por el pasado. El resurgimiento del vinilo, las cámaras de carrete y los libros de segunda mano son una muestra de cómo esta generación busca experiencias más tangibles y alejadas de lo efímero.

El mercado del vinilo, por ejemplo, ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años. Lo que parecía un formato obsoleto ha encontrado un nuevo público entre los jóvenes que valoran la experiencia sensorial de colocar un disco en un tocadiscos, el arte de las portadas y la sensación de posesión material frente a lo inmaterial del streaming.

Lo mismo ocurre con la compra de libros en librerías de segunda mano. Mientras el mundo digital impulsa la rapidez y la inmediatez, muchos jóvenes buscan refugio en el placer pausado de la lectura tradicional. En plataformas como TikTok, es común ver vídeos en los que usuarios muestran sus hallazgos literarios en mercadillos, impulsando un renacer del interés por la literatura clásica y la narrativa más introspectiva.

Otra característica clave de la Generación Z es su enfoque participativo en la cultura. No son simples consumidores, sino que también crean, reinterpretan y personalizan. Desde la moda hasta la música, esta generación prefiere lo artesanal y lo hecho a medida antes que los productos de consumo masivo.
Esto se traduce en el auge del DIY (Do It Yourself), donde plataformas como TikTok han popularizado el reciclaje de ropa, la encuadernación artesanal, la restauración de muebles y la creación de contenido propio. A diferencia de generaciones anteriores, que veían la cultura como algo producido por grandes industrias, la Generación Z valora lo auténtico, lo independiente y lo autogestionado.

La industria musical ha sido uno de los sectores más afectados por esta transformación. Mientras que en el pasado las discográficas dictaban qué artistas alcanzaban la fama, ahora cualquier músico con un ordenador y acceso a internet puede lanzar su carrera en las diferentes plataformas que existen.

Más allá del consumo, la Generación Z también se ha caracterizado por su conciencia social y su capacidad de movilización a través de la cultura. El cine, la literatura y la música no son solo entretenimiento, sino también herramientas de cambio y denuncia.

Los jóvenes de hoy buscan contenido que refleje la diversidad, la inclusión y la justicia social. Movimientos como el feminismo, el antirracismo o la sostenibilidad están profundamente integrados en su manera de consumir cultura. En la música, artistas como Billie Eilish o Rosalía no solo crean canciones, sino que también utilizan sus plataformas para hablar sobre temas de impacto social. En la literatura, autores como Rupi Kaur han encontrado en las redes sociales una vía para compartir poesía que conecta con las preocupaciones de esta generación.

Asimismo, las redes han convertido el activismo en un fenómeno global, donde un documental en Netflix, un hilo de X o un vídeo viral en TikTok pueden generar conciencia y movilizar a millones de personas.

Por lo que podemos concluir que la Generación Z no solo está cambiando la forma en que consumimos cultura, sino que también está redefiniendo qué consideramos cultura. Su capacidad para mezclar lo digital con lo analógico, su amor por la nostalgia combinado con su ansia de innovación y su compromiso social hacen de ellos una generación con una relación única con el arte y el entretenimiento.

Si bien las grandes industrias culturales aún tienen peso, cada vez es más evidente que el futuro de la cultura estará marcado por la autenticidad, la independencia y la capacidad de los propios jóvenes para decidir qué contenido vale la pena consumir y compartir. Estamos ante una revolución cultural que, lejos de ser efímera, está sentando las bases de una nueva era.

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  • MarkusBrand Infinity
  • ISSN 3045-7084

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